Este es un estilo de vida activo, te mantiene alerta, te mantiene vivo. Necesitas tanto de tu cuerpo como de tu mente.
Quizá pensemos al inicio que puede ser desafiante físicamente (esto dependerá en gran medida en tipo de barco y ruta elegida); y sí, comienzas a sentir músculos que quizá no sabías que existían je je.
Y, sin embargo, considero que el desafío mental y emocional a bordo es mayor, pues comparado con la vida en tierra, este estilo de vida en la mar conlleva:
- Cambio constante.
- Dependencia total de la meteorología.
- Si tu barco es relativamente nuevo para ti, has de aprender cómo funciona todo y dónde está ubicado.
- Aprender dónde están las cosas cada vez que llegas a un lugar en tierra.
- Comprender cuál es la manera adecuada de comportarse en cada lugar.
- Dejar atrás a familiares y amigos.
- Conocer gente nueva constantemente requiere de las mismas primeras conversaciones continuamente.
- Seguramente vivir sin el confort de tu hogar en tierra, menos agua dulce, menos estiba, menos capacidad frigorífica, tal vez no haya lugar a calefacción o aire acondicionado, etc.
- Autogestión de la energía y los recursos, todos los días, no hay día de descanso.
- Mantenimiento constante, ¿lo estaré haciendo bien? ¿podré con todo?
- Planificación continua, toma de decisiones importantes diariamente, ¿dónde ir? ¿aquí estamos bien?
- Presupuesto, gastos inesperados, ¿estaré haciendo lo correcto?
¿Y sabes una cosa? Te acostumbras, te entrenas y termina siendo lo que te da la vida. Claro que hay días agotadores, pero sin duda, en global, este estilo de vida es maravilloso.
Tan solo no te engañes, has de saber dónde te estás metiendo, y si lo que te estoy contando te está llamando… Ponte una fecha, debes de sacar el objetivo adelante, luchar por ello.
Es como sentirse, otra vez, como eternamente joven.
Para ello hay que valer y hay que quererlo pero si de verdad lo quieres, traza un plan y vámonos.